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A día de hoy hay muchas formas de abordar la continuidad de una franquicia ya establecida. Se puede apostar por una vía continuista, y no hace falta que te ponga ejemplos de ello porque los hay a patadas, y también hay una forma de hacerlo diferente que es la de romper con lo establecido. Square Enix que es un auténtico gigante del entretenimiento, y eso tiene cosas negativas pero también otras muchas muy positivas, ha decidido optar por la segunda para dar continuidad a su serie NieR. Si la primera entrega la desarrolló Cavia en colaboración con los estudios internos de la propia editora, la segunda se la ha dado a Platinum Games y eso, ya de principio, me predispone de una forma muy determinada a acercarme a la obra.

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Yo sé, y me consta que tú también, que cuando los creadores de joyas como Bayonetta, Vanquish o el a menudo incomprendido Mad World se involucran con un proyecto hay muchas cosas que dar por sentadas. Vamos a tener un combate extraordinario, eso por descontado, y casi siempre vamos a disfrutar también de un ritmo trepidante que, cuando lo afinan tan bien como ellos saben hacer, aporta resultados extraordinarios y nos mantiene pegados a la pantalla como pocos equipos actuales son capaces de hacer. Y, cuando se anunció el proyecto en sus manos allá por el E3 de 2015, ya nos imaginábamos que el desmarque respecto al original de 2010 sería total. NieR Automata busca llegar a una audiencia mayor; aunque eso, lejos de ser algo negativo, en este caso es tremendamente positivo. Sí que veo elementos comunes entre ambos como el hecho de que son títulos muy heterogéneos, con muchas referencias ajenas y un universo de base que, como es obvio, comparten aunque estén muy alejados en el tiempo. Pero si la primera parte de NieR era más o menos respetuosa con el legado de un videojuego llamado Drakengard de la que era inevitable spin-off, no en vano descendía directamente de uno de sus finales que dejaba la Tierra semidestruida, la obra que nos ocupa es mucho más irreverente y lleva la ambientación y el contexto al terreno donde Platinum Games se siente cómoda.

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Y eso me encanta. Me gusta un montón porque adoro a los estudios iconoclastas que anteponen la diversión por encima de cualquier consideración. Me atrae también porque valoro muchísimo lo arriesgado y el cambio, especialmente con tanta oferta de propuestas a menudo parecidas entre sí que ofrece el mercado a día de hoy. Y me convence definitivamente, por último, porque el resultado es fantástico como demuestra NieR Automata. Sí es cierto que las impresiones que venían desde Japón, donde recordemos el título se estrenó antes, eran muy positivas; pero así mismo sé que el estudio japonés es capaz de lo mejor y de lo peor en función de qué parte de la compañía asuma el desarrollo y de qué nombres clave estén al frente… Así que siempre hay con ellos cierta precaución. Por suerte podemos enfundar el filo de la cautela y disfrutar, NieR Automata es un trabajo extraordinario y uno de sus títulos más robustos de los últimos años.